Son tres hectáreas para recorrer y recrear la mirada en nuestra vegetación, sorprenderte con la aparición de alguna libre que se cruza intrépida y con la bonanza de “Alfonso”, nuestro hermoso y querido caballo blanco.
Espacios para uso ceremonial y meditación, pequeños senderos para caminatas entre gigantes y añejas arboledas. La piscina que se convierte en el centro los días de calor y nuestros espacios para fogones que nos invitan a reunirnos en la noche en búsqueda de calor y conexión.